CAVILACIONES EN RUIDERA, POR SALVADOR JIMÉNEZ RAMÍREZ

Hace años, “El Risco” era un pequeño peñoncillo, para nosotros pedestal de botaduras de mediosueños; luego el manso río, (donde chapoteábamos) con su vida tan diversa y espectacular y tantas emociones discontinuas, traídas y llevadas con muchos trazos de melancolías y la ilusión del todo infinito y el sueño impaciente de la nada definitiva… Desde “El Risco”, nuestro único privilegiado y privado inmueble lacustre, y desde el del arcano “Baño de Las Mujeres”, nos daban calor y frío un entorno y cielo de un opalino plateado y verdoso… Hoy tiznado, hasta con un comentario de metafísica inútil y extravíos de conciencia, donde las altas verdades no importan…
¡…Total…! El día diez y seis del mes y año que “andan”, después de varios días de no poner pie en el sitio, por los muchos excrementos humanos y desechos, decidimos darnos un chapuzón nuevamente… Tras una corta inmersión, retornamos a “El Risco” justo en el momento en que pasaba una embarcación con motor fuera borda, eso sí muy silenciosa y vistosa la maquinaria, tripulada por dos personas en traje de baño… Actividad recreativa no permitida en el Parque Natural, ni con mecanismos eléctricos; como así queda contemplada en el Plan Rector de Uso y Gestión.
Tal ocupación de esparcimiento no les consta a informadores y guardería del Parque Natural, que fuera solicitada, autorizada ni comunicada…; caso de gozar de licencia otorgada por otros organismos… En el pronto remojón, debió acompañarnos el orden o el caos cósmicos, para que la hélice no expandiera nuestra alopecia o se llevara por delante algún tasajo de nuestro cuerpo… De nuevo mis pulsiones, una vez más, atravesando dos estadios…, y el error el mismo: “un barco guarnecido de brocados; adornado con espejos, que se dirige a un misterioso lugar de festejos y conmemoración… O barca que anda errante por muchos ríos, “en busca de una nueva tierra, juguete del capricho de los dioses (La Eneida) y los decretos del destino y pronto encontrará una ciudad gobernada por una hermosa mujer cuyo nombre es Dido”.
Salvador Jiménez Ramírez, escritor e historiador de Ruidera.
Debe estar conectado para enviar un comentario.