¡Mira qué bonito! En pleno Parque Natural

CAVILACIONES EN RUIDERA, POR SALVADOR JIMÉNEZ RAMÍREZ

Embarcación no autorizada de motor, este julio en Ruidera.

Hace años, “El Risco” era un pequeño peñoncillo, para nosotros pedestal de botaduras de mediosueños; luego el manso río, (donde chapoteábamos) con su vida tan diversa y espectacular y tantas emociones discontinuas, traídas y llevadas con muchos trazos de melancolías y la ilusión del todo infinito y el sueño impaciente de la nada definitiva… Desde “El Risco”, nuestro único privilegiado y privado inmueble lacustre, y desde el del arcano “Baño de Las Mujeres”, nos daban calor y frío un entorno y cielo de un opalino plateado y verdoso… Hoy tiznado, hasta con un comentario de metafísica inútil y extravíos de conciencia, donde las altas verdades no importan…

¡…Total…! El día diez y seis del mes y año que “andan”, después de varios días de no poner pie en el sitio, por los muchos excrementos humanos y desechos, decidimos darnos un chapuzón nuevamente… Tras una corta inmersión, retornamos a “El Risco” justo en el momento en que pasaba una embarcación con motor fuera borda, eso sí muy silenciosa y vistosa la maquinaria, tripulada por dos personas en traje de baño… Actividad recreativa no permitida en el Parque Natural, ni con mecanismos eléctricos; como así queda contemplada en el Plan Rector de Uso y Gestión.

Tal ocupación de esparcimiento no les consta a informadores y guardería del Parque Natural, que fuera solicitada, autorizada ni comunicada…; caso de gozar de licencia otorgada por otros organismos… En el pronto remojón, debió acompañarnos el orden o el caos cósmicos, para que la hélice no expandiera nuestra alopecia o se llevara por delante algún tasajo de nuestro cuerpo… De nuevo mis pulsiones, una vez más, atravesando dos estadios…, y el error el mismo: “un barco guarnecido de brocados; adornado con espejos, que se dirige a un misterioso lugar de festejos y conmemoración… O barca que anda errante por muchos ríos, “en busca de una nueva tierra, juguete del capricho de los dioses (La Eneida) y los decretos del destino y pronto encontrará una ciudad gobernada por una hermosa mujer cuyo nombre es Dido”.


Salvador Jiménez Ramírez, escritor e historiador de Ruidera.