Cavilaciones en Ruidera, por Salvador Jiménez Ramírez

Reflexión y refracción de la luz… Arriba en los cerros un vientecillo algo recio y unos
nubarrones los amortajan de negro. No es día apropiado para calibrar matices vulgares, actos
y ocurrencias malévolas… Queremos que hoy haya voz (alguna), que nos hable desde más allá
del horizonte. Veo las alturas oscuras, como un universo en penumbra. Valles que nunca he
olvidado, cuando el sol de mi infancia doraba las cimas y las cintas de las nubes tejían
nacaradas mantillas en las aguas rumorosas; de las que no debimos salir como salimos, donde
se sosegaban desasosiegos de la mente… Aguas de “Cabecillas”, que hoy ya tienen sus
“Regentes” de muchas “envolturas”; “Consiliarios” de suaves sonrisas y otros “Consiliarios”
para la salud, desatentos con las peticiones de ciudadanos insignificantes, aturdidos en su
entorno, por sus contestatarias reivindicaciones… Hoy no sabemos si nos hemos pasado en
nuestra vida, con nuestras escasas capacidades, logros y conceptos o si nos hemos quedado
cortos en nuestras reivindicaciones o comportamiento, respecto de nuestra ética, dignidad y
“múltiples y objetivas verdades”… La ética y dignidad no importan nada… Tal vez debimos
manifestarnos tan necios, acomodaticios e insensatos, como el que más… Serás en tu entorno
social, lo que los “Regentes” de muchas “envolturas” y tus vecinos quieran que seas… “Hay
que acostarse temprano y no dar guerra, porque si no vienen “Los Malos” y te llevan…”.
Aconsejaban las madres, en aquellos días que no vivimos…
El río, como aquel espejo mágico en el que por su magia se veían los siete climas del mundo,
estrenaba color cada mañana y cada tarde… Río de muchos torrentes, cascabeleando,
adornando con cristalinos collares de perlas los tobazales; vivido y sufrido a través de los tiempos… Los muchachos corriendo, con cierto sofoco, perseguíamos las carretas de “Los
Churchis”, (con el novillo “Jaimito” y la vaca “Topolina” enyugados y breados con longas
aguijadas) que entraban por “El Vao” hacia la “Casa de La Labor”, señalando y porfiando si una
rueda ganaba a la otra… ¿De dónde viene el buen hombre?- Preguntó un picarón al arriero.
¡De allí…, de lo que nos dejamos en el camino…! Risas angélicas y vozarrones por los trazados
de la trocha y aledaños… “¡…Y largaros de una puñetera vez, so mocosos…!”. Los gañanes con
suaves y falaces risotadas, para no evidenciar, ultimaban ininteligibles diálogos; mientras
intercambiaban tabaco y bebían “unas gotejas” de vino. En el horizonte, se mecía la tarde,
como avisando de otras vertientes del planeta, donde parecían volar, muy en lo alto, aves
amarillas.
Hoy, con aquellos recuerdos e ilusión, no quiero levantar “religión” ni razón rebeldes… ¡Nada
de implorar prodigios…! Solo es un pensamiento muy mío. En estos días, con añoranza
sosegada, sorteando con dificultad angosturas del “Río sin Valor” y del “Río de la Consciencia”;
que nadie sabe de dónde vienen y adónde van, me interrogo sobre mis consideraciones, al
haber “tejido” para un entorno, lógicos pero imposibles propósitos y conflictivas pasiones
incomprendidas y por tanto odiadas y envidiadas… Los DEBERES no se prestan… ¡Ironía de la
ilusión…!
Sucedidos padecidos en nuestro ser y contratiempos, cuyo “ángulo” no sabemos medir
ahora, nos confunden como alaridos en la noche… Los sujetos humanos más peligrosos son
aquellos que acoplan a sus intereses partidistas y personales conveniencias ilícitas para
agradar, dominar; contentar con argucias, falsas promesas, palabrería y poses buhoneras…
Pero ni la integridad, ni la inteligencia, ni la consciencia, jamás se sentirán y juzgarán
amparadas y a salvo en tal compañía.
Antonio Ruiz López de Lerma; poeta que, con contexturas de dramas construidos en su
espíritu, vio el tiempo y encontró el “cuadro” sereno de los ríos del alma y su esposa “Paquita”;
con una voluntad que tranquiliza, en su conversación generosa y serena, nos ofrecen su
morada junto “… al Mar de la Memoria…”. ¡Gracias!
Está nublado con calimas azules… En mi mente, al escuchar proyectos de una realidad
supuesta, aflora un vasto sistema de inconsciencias… Solo ha valido la pena que los “HADOS”
del paraje natural, me hayan hecho sentir mi propia existencia y la “majestad” e imaginación
de muchos mundos… Cuando mi microuniverso ha tratado de expandirse por el “paraje”
social, allí solo halló la inquina de las “Mayordomías”; traición, (también alguna bondadosa
“dimensión” de “los otros”) acoso, desprecios… El resultado de la vida…
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