
CAVILACIONES EN RUIDERA, por Salvador Jiménez Ramírez
El industrial Julián Navarro García, vecino de Casas de Benítez (Cuenca), a partir del año 1900 comenzó a adquirir varios enclaves de molinos harineros, “agonizantes”, en la cuenca del Alto Guadiana, donde construyó y puso en funcionamiento varias centrales hidroeléctricas. Entre las propiedades compradas figuraba el “Molino del Ossero”, (nombre que podría deberse a la existencia de plantígrados en tiempos remotísimos) inmediato a la embocadura de la laguna “La Conceja”; (paraje que, en el inventario de La Osa de 1773, figura como “Losero”) cuyo arrendatario o encargado del funcionamiento de dicho molino harinero era un tal Cruz Batinege, vecino del pueblo de Carrizosa (C. Real).
Julián Navarro o Navarro S. A. construye la central denominada “Salto del Ossero”; instalando una sola máquina con potencia máxima para producir 130 kw/hora. Pero para suministrar agua a la maquinaria tenía que construir un canal, desviando el curso natural del río, cuyo trazado invadiría parcelas de cultivo de vecinos de Ossa de Montiel. Dada la influencia de “Don Julián”—como se le llamaba en esta zona, en aquellos tiempos— el día veintidós de septiembre de mil novecientos veintiséis, se reunió con Eduviges Notario Victoria y con Luciano Notario Victoria, mayores de edad y vecinos de Ossa de Montiel, exponiendo y acordando que Eduviges y Luciano eran dueños de unas parcelas agrícolas, en las inmediaciones del molino y estaban de acuerdo a que, “por la cota del nivel conveniente” discurriera el canal “de conducción de agua del río Guadiana, hasta el establecimiento industrial del Sr. Navarro. Los señores Eduviges y Luciano, cedieron en propiedad al Sr. Navarro una faja de terreno de ocho metros cuarenta centímetros de anchura, “a todo lo largo de sus fincas”, por las cuales pasaría el canal de conducción de agua. También facilitaron gratuitamente, al Sr. Navarro la piedra necesaria para las obras… El azud, —convinieron las partes— sería de dos metros de profundidad y una longitud de cuatrocientos treinta y ocho metros lineales en las fincas de Luciano Notario y de quinientos sesenta y cinco metros en los predios de Eduviges Notario. Una vez construido el caz, quedarían en servicio válvulas y compuertas necesarias para que Eduviges y Luciano, pudieran regar sus terrenos; “pudiendo utilizar el agua todos los domingos y jueves del año, siempre que el Estado no se oponga a ello; el día del Jueves lo podrán cambiar por cualquiera otro que les convenga de la semana”. Una vez finalizado el riego, las válvulas o compuertas debían cerrarse, “para utilizar el agua en la industria”. “También se obliga el Sr. Navarro a dejar en el canal para sacar frutos de las fincas los puentes necesarios en donde más les convenga a los Sres. Notario”. “Así se otorga y firman en el molino del Ossero a veintidós de Septiembre de mil novecientos veintiséis”. Nuestro agradecimiento a don Rafael Mora Alcázar, Juez de Paz de Ossa de Montiel, por los datos que, al respecto, nos facilitó años ha.
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En otros periodos geológicos; incluso mermados los ciclos cuaternarios óptimos, el tramo fluvial posterior a las compuertas de la bocana, que regulaban el agua de la central, tendía al remansamiento, por el índice de gradiente, y aunque ello no daría lugar a un potente y vistoso travertino o cerramiento de toba, como en otros tramos del río, hasta desembocar en la laguna “La Conceja”, si se geoformó un extenso y “placido” rápido o torrente; que gozaba de su “estatus” biogeológico primigenio, hasta que se construyó aquel complejo hidroeléctrico, que alteraría el reordenamiento natural de los ciclos biológicos de aquel entorno hidrológico. Hoy, la acequia de la antigua central, es una sórdida ruina; una trampa mortal para la diversidad faunística del paraje. Raro es el día que no aparece algún animal muerto o arañando, desesperadamente, las paredes de la bocana, tratando de escapar, con una sofocación que dura horas y a veces días y noches.


Paraje de la antigua central hidroeléctrica de “El Ossero” y canal, en la actualidad.
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